¿Que qué me traigo de Rianxo, ese pueblecito de La Coruña donde el clima es mucho más suave que aquí (ha llovido cuatro días) y donde comen a placer mejillones, pulpo y empanada "de mejillones", claro? Pues me traigo las puestas de sol, las barbacoas, las playas donde el calor no te sofoca, las tardes en la plaza y sobre todo, el verdadero placer de la amistad (aunque suene a topicazo). Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de unas vacaciones. En total, nos hemos reunido en Rianxo 25 personas, niños incluidos, cuatro familias a las que nos une algo más que el deseo de pasarlo bien. Conchita, una amiga reciente, con la que he podido compartir mucho, y con la que me he quedado boquiabierta por la sólida personalidad que tiene, decía: "estos quince días han sido para mí un gran descanso, esto es como una convivencia, te oxigenas mentalmente y sales renovada". Lourdes, otra amiga nuestra, corroboraba: "sí, echas unas risas, cuentas, te cuentan, recibes...