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Mostrando entradas de octubre, 2010

Ardiendo como llamas que no se extinguen

 Qué bien explicado está en este vídeo lo que es el amor verdadero, entregado, entre los esposos. Es precioso, y qué riqueza encierra el Cantar de los Cantares. Ojalá Jose Manuel y yo podemos quemarnos en estas tres llamas ... Señor, danos de este Amor.

Como la sal

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Hace un par de semanas que acompaño a mi hija Rocío a las catequesis para adultos que dan en la parroquia. Son catequesis del Camino, las mismas que recibimos Jose Manuel y yo hace 14 años. Entonces Rocío tenía un año... ahora ella bebe de la misma fuente que bebimos nosotros. Para mí es una alegría enorme poder acompañarla. Sobre todo porque es como un volver a sumergirme en las mismas aguas. Las de la fe. En aquel entonces yo llegaba maltrecha, herida y hambrienta (tenía un hambre enorme de todo lo que supiera a Dios...), estaba tan necesitada de Él que verdaderamente el Señor me pescó a través del sufrimiento. Ese fue su anzuelo. Lo mal que lo estaba pasando. Mi matrimonio hacía aguas y yo lloraba hasta por las esquinas. Recuerdo que no podía cantar... no me salía. No podía rezar... no articulaba palabra más allá de "Padre". Así llegué, y así Él me llamó por mi nombre. Recuerdo, años más tarde, una eucaristía en concreto en la que las lágrimas me brotaban a borbotones,

Jerby, picotín, y demás máscotas

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Desde que Blanquito, el conejo blanco chino que tuvimos hace unos años "se fue a China" con su familia, no hemos tenido más animales en casa, hasta ahora. Aquella fue una experiencia traumática, porque el pobre conejito, a las dos ó tres horas de llegar a casa, ya estaba estresado. Tanto, que daba saltos y brincos en la jaula, como un poseso. Los niños, entonces pequeños, le tocaban y acariciaban continuamente, y Blanquito debió sentirse incómodo. Pero podría haber seguido con nosotros, de no ser porque lo colocaron sobre la mesa de la cocina y con el nerviosismo que llevaba encima, dio un salto al suelo, y se destrozó por dentro. Aquello fue terrible. Ahora, al cabo de los años, se han enterado de la verdad. Que no se fue a China. Que murió. Rocío (14 años) no daba crédito... ¿pero de verdad que no se fue a China? ¡pobre conejo! ¡Qué pena! Ahora, desde hace un mes, y tras mucho insistir los mayores en que querían tener mascota, tenemos en casa un jerbo (jerby), un pollit