¿cristianos o vaticanistas?

Es verdad que seguir a Cristo es difícil. A mí a veces se me hace muy cuesta arriba. Y es porque no me apoyo en Él, que es el camino, la verdad y la vida. Tampoco me apoyo en su Palabra, no bebo en sus fuentes, y así, cansada, machacada por los problemas cotidianos, voy como un muerto viviente, arrastrándome, angustiada por cosas que me superan. Ese es el problema. El problema soy yo misma y mi afán por llevar yo mi propia vida, cargando con una cruz que es superior a mí, y a la que sólo podré abrazarme cuando le deje las riendas a Cristo. Esto sería ser cristiano, para mí. Primero tengo que cambiar yo, para después aportar mi contribución a la mejora del mundo. En la medida de mis fuerzas. Lo digo porque parece que ser cristiano para algunos, es luchar por el tercer mundo, acabar con el hambre, con las injusticias, con las opresiones... al final, pura palabrería, creo yo. Es verdad que Cristo quiere obras, y las obras hablan del corazón de cada hombre. Pero es imposible hacer todo...