Viendo la situación de violencia que sufren países como Egipto o Pakistán, habrá quien piense que las religiones son un foco de conflicto -esta es sin duda la idea que desde algunos medios de comunicación y poderes fácticos se pretende introducir en el debate público- sin embargo, no es así. La libertad religiosa es un motor social que genera convivencia, cultura, bien. No es cierto que las religiones hagan mal al hombre, al contrario. En el fondo de toda religión está esa intimidad de Dios con el hombre-mujer, y del hombre-mujer con Dios que hace que éste vea la vida con ojos nuevos. El verdadero hombre religioso es un hombre de paz, no de guerra. Habrá que huir de aquellos que manipulan la religión a su antojo para sacar del hombre el odio o la violencia, pero eso es otra cosa; el hombre y la mujer religiosos son siempre portadores de paz. De hecho, y recogiendo las palabras del cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, los c...