Cristianos "puente"




cristianos perseguidos

Viendo la situación de violencia que sufren países como Egipto o Pakistán, habrá quien piense que las religiones son un foco de conflicto -esta es sin duda la idea que desde algunos medios de comunicación y poderes fácticos se pretende introducir en el debate público- sin embargo, no es así. La libertad religiosa es un motor social que genera convivencia, cultura, bien. No es cierto que las religiones hagan mal al hombre, al contrario. En el fondo de toda religión está esa intimidad de Dios con el hombre-mujer, y del hombre-mujer con Dios que hace que éste vea la vida con ojos nuevos. El verdadero hombre religioso es un hombre de paz, no de guerra.

Habrá que huir de aquellos que manipulan la religión a su antojo para sacar del hombre el odio o la violencia, pero eso es otra cosa; el hombre y la mujer religiosos son siempre portadores de paz. De hecho, y recogiendo las palabras del cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, los cristianos pueden ser un puente de paz entre judíos y musulmanes; son anunciadores de esperanza, en memoria de Abraham, padre de las tres religiones monoteístas, porque la religión enseña que sólo existe un futuro: el futuro compartido. Los cristianos, por otra parte, son un don para cualquier sociedad, y más para estas sociedades multiculturales, porque aportan el sentido de la dignidad humana, de forma especial las mujeres.


Pero mientras aquí en Occidente los cristianos nos miramos el ombligo, en otras partes del mundo otros hermanos nuestros están conquistando con su vida y muchas veces con su sangre esa dignidad humana que se les pretende arrebatar. Son cristianos puentes. Cristianos que con su vida tienden la mano a otros... en definitiva, ese es el mandato de Cristo: amar hasta a quien te odia. Y eso hacen. Aún arriesgando la propia vida.

Masacrados y humillados en Irak, Irán, Egipto, Pakistán, Nigueria, India, China, Afganistán... salen de su casa por la mañana y no saben si volverán a pisarla por la noche. En Pakistán, por ejemplo, sólo hay un 3 por ciento de cristianos al lado de una gran comunidad musulmana. Los hijos de los cristianos están discriminados en la escuela, obligados a estudiar el Corán... sus padres tienen los peores trabajos, mal remunerados, les acusan falsamente de blasfemos, queman sus iglesias y sus casas, matan a sus familias... en 2009 este país sufrió una gran ola de violencia y más de 60 iglesias fueron destruidas. Pero he aquí el testimonio impresionante de Shahbaz Bhatti, Ministro de Minorías de Pakistán del Gobierno presidido por Asif Ali Zardari y cristiano católico, asesinado el 2 de marzo de 2011 por islamistas a causa de su fe.
cristianos perseguidos 
"Me llamo Shahbaz Bhatti. Nací en una familia católica. Mi padre era un profesor jubilado, y mi madre un ama de casa, que fue educada de acuerdo a los valores cristianos y las enseñanzas de la Biblia; ambas cosas tuvieron gran influencia en mi infancia. Desde pequeño solía ir a la iglesia, y allí encontraba profunda inspiración en las enseñanzas, el sacrificio y la crucifixión de Jesús. Fue el amor a Jesucristo lo que me indujo a ofrecer mis servicios a la Iglesia. Las terribles condiciones en que vivían los cristianos de Pakistán me impactaron. Recuerdo un Viernes Santo, cuando tenía 13 años, que escuché un sermón sobre el sacrificio de Jesús para nuestra redención y la salvación del mundo. Pensé que debía corresponder a ese amor, amando a nuestros hermanos y hermanas, poniéndome al servicio de los cristianos, especialmente de los pobres, los necesitados y los perseguidos de este país islámico.

Me han pedido que ponga fin a mi lucha, pero siempre me he negado, aun a riesgo de mi vida. Mi respuesta ha sido siempre la misma. No busco popularidad ni posiciones de poder. Solo busco un sitio a los pies de Jesús. Quiero que mi vida, mi carácter y mis acciones hablen por mí, y que digan fuerte y claro que sigo a Jesucristo. Este deseo es tan fuerte en mí que me consideraría un privilegiado si -debido a este esfuerzo combativo para ayudar a los necesitados, los pobres y los cristianos perseguidos de Pakistán- Jesús quisiera aceptar el sacrificio de mi vida.

Quiero vivir en Cristo y quiero morir en El. No siento miedo en este país. Los extremistas han intentado matarme muchas veces, me han encarcelado, amenazado, perseguido, y han aterrorizado a mi familia. Yo solo digo que, mientras esté con vida, hasta mi último suspiro, seguiré sirviendo a Jesús y a esta pobre y sufriente humanidad, a los cristianos, a los necesitados, a los pobres.

Creo que los cristianos de todo el mundo que en 2005 le tendieron la mano a los musulmanes víctimas del terremoto han construido un puente de solidaridad, amor, comprensión, colaboración y tolerancia entre ambas religiones. Si estos esfuerzos se mantienen tengo la convicción de que ganaremos los corazones y las mentes de los extremistas. Esto nos llevará a un cambio positivo: la gente no se odiará, no se matará en nombre de la religión, sino que se amarán los unos a los otros, traerán armonía, cultivarán la paz y la comprensión en esta región del mundo.

Creo que los más necesitados, los pobres, los huérfanos, sea cual sea su religión, deben ser tratados por encima de todo como seres humanos. Estas personas son parte de mi cuerpo en Cristo, son la parte perseguida y necesitada del cuerpo de Cristo. Si llevamos a cabo esta misión, entonces nos habremos ganado un sitio a los pies de Jesús y yo podré mirar Su rostro sin sentir vergüenza".

India, Pakistán, Filipinas, Arabia Saudí, Sudán, Nigeria, Indonesia, Eritrea, Bangladesh, Egipto, Laos, Myanmar, Turquía, Vietnam, Zimbabwe... son otros lugares de sufrimiento y fortaleza por causa de la fe.


                                 Silencio culpable






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