Sé tú mi huerto regado




¿Por qué será tan complicado educar cuando los hijos ya están de lleno en la adolescencia? ¿Por qué tanta zozobra? ¿Por qué me empeño y me violento a mí misma, queriendo que las cosas sean así, y no de otra manera?
¿Por qué a veces –muchas- provoco sufrimiento y malestar a mis hijos? Yo creo que en el fondo es un problema de inseguridad. NO estoy anclada en la roca, y las olas me pueden. La tempestad se me echa encima, y yo trato de nadar contra olas que son muy superiores a mis fuerzas.
Y todo por no dejarme guiar. Me falta paciencia, mansedumbre, fe.



Últimamente estoy viendo que debo buscar la actitud de María, si quiero que mi vida de familia no se convierta en un infierno. Tengo que estar en silencio a los pies de la cruz. A esto me está llamando el Señor. A que pase la tormenta a los pies de su cruz. Y verdaderamente esta es la actitud que salva. Lo tengo más que comprobado. Cuando alguno de nuestros hijos (ahora, uno en concreto) se pone bravo, toca callar. Si el Señor me concede poder hablar con tranquilidad, estupendo, entonces estoy andando sobre las aguas de la muerte… como Pedro; si esto no es posible, entonces toca callar. Ya vendrá la ocasión, más tarde, de colocar las cosas en su justo lugar. Pero es difícil, complicado, mucho, si el Señor no nos sostiene (a José Manuel y a mí). Y cuando no nos sostiene, es porque no nos dejamos sostener.


A mí en concreto, me falta oración, escucha de Su Palabra, intimidad con Él. Hoy, cosa rara, he rezado las Laudes, y cuando he abierto los evangelios al azar, me ha dicho al oído:


“Yo soy el pastor de las ovejas. Mis ovejas reconocen mi voz, y me siguen”.


“Yo soy la puerta, el que escucha mi voz entrará por ella y tendrá pasto abundante”.


Cómo me conoces, Señor. Cómo sabes de mis necesidades. Cómo me sostienes.


Sé tú mi puerta, mi huerto, mi solaz.


Sé tú mi guía, mi cayado, mi roca.


Hazme escuchar tu voz.


Quítame esta libertad que me destroza y dame la actitud del siervo de Yahvé;


quiero estar a los pies de tu cruz, como María.


Sé tú nuestra puerta, que podamos entrar en tu huerto regado y beber de tus ubres abundantes.


Señor, que nos falte todo, menos Tú.

Comentarios

  1. Hola Victoria.

    Me acuerdo de lo que decía mi párroco de San José, Don Juan Manuel (a lo mejor lo conociste): los hijos son como una cometa, hay que dejarles volar pero con la cuerda sujetos.

    Un abrazo en Cristo y buen verano

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  5. radiomariano, que alegría saber de ti. Pues sí, el ejemplo de la cometa es muy ilustrativo, y me viene muy bien, aunque la cuerda ha de estar tensa, no floja... y encontrar ese punto para que pueda volar no es tan fácil. un abrazo. La paz.

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  6. Es que estoy de Rodriguez desde hace dos semanas y aprovecho para visitar y comentar en los blogs de los amigos y para programar entradas en mi blog quierosuicidarme. Ya tengo creadas y programadas entradas hasta octubre de 2011, porque luego, en vacaciones y cuando vuelva hay que dedicarse a la familia.

    Pero sabe que te sigo y que cada entrada que haces se me publica en el Google Reader y la leo.

    Un abrazo.

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  7. Hablar cuando lo puedas hacer con tranquilidad, me quedo con esta frase. Gracias y ánimo. Carolina.

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  8. ¡ Que dificil es educar un hijo!

    Cuantas veces he utilizado el " yo a los que amo, los reprendo y los corrijo" y despues me he arrepentido.
    ¿Será que no he sabido corregirlos con amor?

    ¿Se puede corregir con tanto amor que no hagas daño al otro?

    Imposible para mí. Solo me queda el Señor.

    "Tu vara y tu callado me consuelan"

    ¿Puede una vara y un callado consolar a una oveja?

    Puede que el problema sea mas bien de la oveja.

    Perdón por el rollo...

    ¡Y qué modales los mios, entrar a una casa por primera vez y no dar las buenas noches!.
    ¡ Buenas noches!

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  9. Buenas noches, neo. sí, para que la vara y el cayado consuelen, hay que ser oveja, o lo que es lo mismo, humilde. por eso es muy dificil dejarse guiar, porque de humildes todos tenemos muy poco.
    Que María nos asista a todos los padres en este papel que nos sobrepasa. gracias por comentar. encantada de conocerte.

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  10. Un placer, Victoria.

    Muchas gracias por recibirme en este rinconcito de tu alma que es tu blog.

    Me acercaré de vez en cuando a desearte la paz.

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