Qué he aprendido

Escribo esto, no para dar ninguna lección de nada, Dios me libre... sino para que tus lecciones, escritas a fuego lento, no se me olviden a mí, cabeza loca, olvidadiza por naturaleza. Tengo que tomar en peso todo lo que he vivido, por eso te escribo. Nos estás puliendo con constancia, con tesón... ya llevamos unos cuantos años, en esta lucha sin cuartel. Parece que ahora el tiempo está amainando, bendito seas, y espero que todo lo vivido no haya caído en saco roto. Sé que me quieres con locura, y yo estoy aprendiendo a verte detrás de cada acontecimiento... estoy aprendiendo a trascender, a ver un poco más arriba... y eso me gusta. Me he sentido muy querida por ti, llevas muchos años cortejándome... pero sé de primera mano que tus grandes amigos lo han sido después de pasar por muchas tribulaciones. Eso es así, ¿por qué? quizás porque para entrar por la puerta estrecha que lleva a Ti, hay que estar desinflado de vanidades, de soberbia, de querencias... Sabes? Creo que si yo fuera má...