Sergio sufrió un cáncer muy agresivo: "Me veía como Cristo, crucificado"

Cuando el salmista clama “Dichoso el hombre a quien corrige el Señor” (Sal 93,12), Sergio lo certifica con su vida. Como educador inescrutable que usa de paciencia y de misericordia, Dios le ha atraído hacia sí con lazos de infinita bondad. Con 29 años le diagnosticaron una enfermedad tan agresiva como extrema, por la que estuvo a punto de perder la vida, pero quiso Dios que, contra todo pronóstico, el mal remitiera. Hoy por hoy se encuentra recuperado y, lo más sorprendente, agradecido porque esta dolorosa circunstancia le ha hecho renacer a la vida plena: su matrimonio, la paternidad, su profesión, la relación con el prójimo, todo se llena de contenido y Dios ocupa ahora el centro de sus deseos y voluntad. El sufrimiento y la debilidad le han hecho descubrir lo que conocía de oídas, el amor infinito de un Padre vivo y cercano. Testigos somos de otro encuentro cara a cara con el misterio de la Cruz: escándalo y necedad para el mundo, sabiduría para el cristiano. ¿Cuándo empezaste a...