Andorra


Jose Manuel y yo hemos visitado
Andorra -verdadero paraíso natural- ; en esta entrada he recogido algunas de las impresiones que nos ha causado esta tierra, tan cerca y tan lejos a la vez de todos nosotros.

Lo primero que llama la atención es la espectacularidad del entorno, valles verdes, cuajados de flores, que conservan el encanto de lo no tocado por mano de hombre. Hasta 350 flores
diferentes ­dicen­ se pueden catalogar en estos parajes, su flor típica, la grandalla, tiene seis
pétalos (hay quien afirma que ahora tiene siete, porque cada pétalo representaría a una de las
parroquias-­provincias del país­. Desde la carretera (la primera que une Andorra con España se
abrió en 1913, antes sólo había caminos) vemos pueblos colgados en la ladera de las montañas,
con casas de piedra y techos de pizarra. Pueblos pequeños que en invierno deben ser hermosísimos, bañados por la nieve que abunda en los Pirineos durante casi todo el año. Así, los valles están surcados por canales de agua que bajan naturalmente desde lo alto de las montañas... vacas pastando, caballos, ovejas... todo idílico.

Con una extensión de 454 km2 y
75 mil habitantes, sólo 25 mil son andorranos propiamente dichos, los demás ­españoles y franceses, sobre todo­ viven en el país con carta de residencia.
Dividida en 7 parroquias o provincias, cada una de ellas bajo la protección de un santo patrón, Andorra cuenta con unas 40 iglesias que dependen en su organización de la Seo de Urgel (Cataluña). El idioma oficial es el catalán y hasta hace dos años Andorra era considerada un paraíso fiscal porque no pagaba impuestos. Hoy, ya no es así. Por otro lado, Andorra no pertenece a la Comunidad Europea aunque usa el euro como moneda de cambio, aunque no tiene efigie propia. El idioma oficial es el catalán, pero también se habla con normalidad el español y el francés. Tranquilos, los españoles no tendremos problema con el idioma cuando
hagamos “shopping” por las tiendas de Andorra; están plagadas de paisanos que todavía hoy buscan buen precio en electrónica, ropa o perfumes.


Visitamos varias iglesias románicas, preciosas en su singularidad, Es curiosa la historia de las iglesias de Andorra, verdaderos lugares de encuentro de los quarts o comités del pueblo, quienes las utilizaban no sólo para el culto, sino también para departir sobre los asuntos de la comunidad, cuestiones sociales o políticas; allí llegaban igualmente para refugiarse del frio y de las nevadas los pastores... tanto es así que el
espaldar de los bancos de la iglesia puede cambiar de posición para que los andorranos puedan
estar frente a frente y verse la cara. Sabemos que fumaban en sus reuniones dentro de la iglesia,
porque han quedado las marcas de los cigarros en los bancos... las iglesias estaban abiertas a
cualquier hora del día.

Y subimos hasta los 1300 mts de altitud... en Ordino visitamos la iglesia de San Martí de la
Cortinada, una preciosa construcción del siglo XII que cuenta con unas pinturas murales
románicas en el ábside muy bien conservadas. Lo curioso del caso es que estas pinturas se
descubrieron cuando en 1968 se procedía a restaurar el interior de la iglesia. Al quitar la cal, se
descubrió la joya... Entre las pinturas destaca un lobo con lengua bífida y un personaje de
nombre Gillem Guifré, que porta un cuchillo y una copa. También está en dibujo policromado el
obispo de Tours, San Martín, a quien se dedica el templo. Interesantes igualmente los cuatro
retablos barrocos, el carillón de rueda, y un enrejado de hierro forjado ­típico andorrano­ que
protege el altar y las capillas laterales de cualquier tipo de abuso. Por otra parte, me llama
especialmente la atención un confesionario antiquísimo, del siglo XVII: una tabla de madera y un
ventanuco en el medio...

También nos acercamos al Santuario de Meritxell, que acaba de incorporarse por cierto, a la llamada Ruta Mariana (El Pilar, Torreciudad, Montserrat, Meritxell, Lourdes)...

Monseñor Mosén nos recibe con los brazos abiertos y un dedo entablillado, él presidirá la celebración eucarística que tendremos en el  santuario. Me dice personalmente, en un momento a solas:

 “llevo 48 años y medio en este

santuario, casi las bodas de oro. Esto es un “hospital de campaña”, como diría el papa Francisco,

la gente llega aquí pausadamente, sin prisas, lo que te facilita hablar con ellos, que se desahoguen... te cuentan penas y alegrías...”. El santuario, inaugurado en 1976, de planta de
cruz griega es, cuanto menos, original. Diseñado por el arquitecto Ricardo Bofill, usa formas vanguardistas con reminiscencias románicas en la combinación de arcos y torres de los
claustros; pareciera que la montaña formara parte de este espacio abierto dedicado a la oración... El agua, los espejos, los colores dan significado a esta singular estructura: el negro de la pizarra, el blanco de la nieve, y el verde ­cobre­ de las montañas. En el interior no hay retablos, ni pintura ni esculturas; presidiendo el altar de granito de una sola pieza, una copia de madera tallada de la Virgen de Meritxell, patrona de Andorra; la original desapareció en el incendio de 1972, que devastó también la antigua capilla románica dedicada a Santa María enclavada en este paraje natural. Esta capilla, tras su restauración, acoge en su interior una exposición-Memoria de lo que fue la antigua iglesia de Meritxell.

Declarada en 1873 “patrona y especial protectora del Principado de Andorra”, la Virgen de Meritxell tiene detrás suya ­en el santuario­, siete cipreses que representan a los siete santos
patronos de Andorra: San Serni de Canillo, Santa Eulalia de Encamp, San Cornelio de Ordino,
San Acisclo de la Massana, San Esteban de Andorra la Vella, San Julián de Sant Julià de Lòria y
San Pedro mártir de Escaldes­Engordany. La talla, de ojos grandes y maternales, calza unos
zuecos típicos de los campesinos de montaña y tiene, como curiosidad, una mano más grande
que la otra, como si el autor medieval quisiera expresar el deseo de Santa María de bendecir y
acariciar a cada uno de sus hijos...



Por último,  es de obligada visita la Casa de la Vall, uno de los edificios más


antiguos de Europa, que ha sido sede parlamentaria de Andorra hasta febrero de 2011. El
actual parlamento andorrano tiene sus orígenes en el Consejo de la Tierra constituido en 1419.
Esta casa fue comprada a la familia Busquets para constituir el primer parlamento andorrano en


1703. Yo, personalmente, he quedado anonadada al contemplar tanta belleza... todo cuidado con sumo detalle, todo tal y como era hace siglos: la sala de justicia, la capilla, la cocina donde los consejeros departían al tiempo que reparaban fuerzas, la sala de los pasos perdidos, el armario de las siete llaves... una verdadera joya, única, sin lugar a dudas. Hoy día, según comenta nuestro guía, los parlamentarios andorranos siguen usando la indumentaria de la época cuando hay algún acontecimiento especial. El lema de andorra, ya por sí mismo, da a entender el espíritu
que animaba a los consejeros: Virtus unitas fortior (La unidad en la virtud nos hace fuertes).

Como curiosidad, decir que el sistema político andorrano dista de ser república o monarquía; en
todo caso, habría que hablar de una “diarquía” o bicefalia, porque el poder ­desde tiempos
remotos­ lo ostentan dos copríncipes, uno cabeza del poder laico, actualmente don François
Holland, el presidenet de la República francesa, y el otro, cabeza del poder religioso y espiritual,
el actual obispo de Urgel, Joan Enric Vives i Sicilia. Ambos ostentan una autoridad moral basada
en la historia andorrana, porque el verdadero poder es ejercido por el gobierno andorrano y sus
28 consejeros.

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