La sabiduría de Dios


Bendita Navidad que todo lo renueva. Realmente es un milagro... entras en el adviento casi sin fuerzas, atosigado/a por tantos acontecimientos que te superan, y sales de la navidad esperanzado/a, con la fuerza de un búfalo, como dice el salmo. Esto sí que es obra de Dios, y presencia de Dios. Y supongo que al igual que me pasa a mí, le pasa a muchísima gente para la que este tiempo litúrgico supone una caricia efectiva, real, de Dios.


Y en realidad mi vida sigue siendo la misma, los problemas siguen ahí, pero yo no soy la misma de cara a afrontarlos. Este es el misterio de la navidad. Verdaderamente el Señor se hace fuerte en los corazones (aunque suene a cursilería). De la navidad de 2017 destacaría el encuentro con los Reyes Magos en nuestra parroquia, San Juan de Mirasierra. Ya van cinco años en que estos Magos de Oriente vienen y dan una Palabra de parte de Dios a las familias que a ellos se acercan. Y es espectacular cómo sin conocerte casi, calan, meten la espada de la Palabra hasta el tuétano -como diría san Pablo- y sacan vida. Ya llevamos varios años con Baltasar -no sé por qué motivo, siempre acabamos ante este rey negro- y este año, en cuanto me tuvo a tiro, me hizo una seña y me dijo: acércate... ¿me hiciste caso el año pasado? ¿Sigues sufriendo tanto por tus hijos?

Y ahí comenzó una larga conversación a varias bandas, con todos nuestros hijos alrededor de él, en la que fue desgranando para nosotros la importancia de la oración, de que los hijos rezaran también por los padres, individualmente; nos animó a que rezáramos el rosario en familia... me dijo que para mí iba a pedir a Jesús, igual que el año pasado, la fe. Porque me faltaba fe para ver que esta obra, la de mi familia, la lleva Dios, para que descansara en Él y para que me fiara de Él. "Deberías estar rezando continuamente, todo el día, sin parar un instante", me dijo, mientras me animaba a ofrecer los sufrimientos en reparación por tantas necesidades que hay en el mundo, no sólo por mi familia.

Nos habló de cómo Dios respeta la libertad del hombre, nos habló de la libertad como un bien muy preciado por Dios, y de que los hijos más rebeldes también son los más sinceros, los que están buscando la Verdad. 
Jose, mi marido, pidió a los Reyes paciencia, pero Baltasar, sabiendo lo que en verdad necesita, le replicó: La paciencia viene por el sufrimiento... hay que aprender a sufrir para tener paciencia, pero para ti voy a pedir otra cosa, la tranquilidad para hablar con tus hijos de Dios, de su vida. Eso es lo que no te atreves a pedirme, y lo que en verdad necesitas.

Ya despidiéndonos, me dijo: "no te olvides, la fe viene por la oración".

Como siempre, un lujo, un privilegio poder escuchar la sabiduría de Dios, a través de este Rey Mago.



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