Una rara avis
Ayer celebramos el Día de navidad, y hoy escribo esto desde el agradecimiento a Dios, mi Padre, jamás pensé que pudiera llegar a tener una familia tan preciosa. Y el mérito es solo suyo, yo la mayoría de las veces no he sido más que impedimento. El es el que lo ha hecho todo.
Ahora, echando la vista atrás sólo puedo darte gracias Señor, porque escribes con renglones torcidos y todo lo haces bien.
A causa de la enfermedad de una de mis hijas, ahora me toca escarbar en mí misma, en mi historia, y llevo bastantes días pensando que yo soy un bicho bastante raro, una rara avis, si me quiero poner fina... he pasado mi infancia, adolescencia y parte de mi juventud bastante sola; por distintos motivos, pero la realidad es esa, que siempre he sido una persona muy introspectiva, muy centrada en mí misma, poco dada a las relaciones sociales, en definitiva, y por abreviar, un bicho raro. Y hete aquí que a este bicho raro Dios un día se le presenta, le toca el corazón y le pone la vida patas arriba. Sí, eso pasó, de hecho Él siempre ha estado acompañándome, también en los momentos de soledad, y recuerdo que siempre encontraba mucha paz al leer la Biblia... hace unos meses encontré en la casa de mi madre una biblia pequeñita, de la editorial San Pablo, toda subrayada... qué curioso, cómo esa inquietud por Ti la he tenido desde siempre... aunque después me alejara y me volvieras a enganchar a través del sufrimiento.
Hoy quiero darte Gracias porque estos nueve hijos (y José Manuel, por supuesto) han sido la forma en que me has rescatado de mí misma, de mi egoísmo y de mi introspección. Hoy puedo decir que lo haces todo de una forma excepcional, ¡quién me hubiera dicho a mí que un embarazo tras otro, me estaba acercando cada vez más a la idea que tú te habías formado de mí... Echo la vista atrás y la entrega y la alegría han ido en el mismo lote. He sido muy, muy feliz, has creado y recreado continuamente esta familia, y los malos momentos son parte también de tu obra. Todo es para bien de aquellos a los que tú amas.
Y estas nueve personas, ya la mayoría adultas, son esas flechas que el guerrero tiene en su aljaba, son esos brotes de olivo entorno a la mesa, son la vida misma desplegada en toda su belleza.
Me pusiste nueve veces en la tesitura de decir "Sí, hágase", y sin ver más allá nos diste la fuerza necesaria para fiarnos de ti, con temor y con temblor acogimos a nuestros hijos, y tú desplegaste tu poder y pudimos verte en acción. Eso es impagable, verte actuar en medio de nuestra familia, en nuestras vidas, todo un privilegio poder ser espectadores de tu fuerza recreadora... tantas veces, en tantos acontecimientos...
Señor, ahora, mirando atrás sólo me sale decirte Gracias. Y continúa y lleva a término la obra que comenzaste hace 31 años, prosíguela, sigue dándonos de tu Espíritu Santo para que todo sea según tu voluntad. Ten misericordia de cada uno de nosotros, estamos en tus manos, Señor. La obra es tuya.
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