Cincuenta días de gozo

"En este momento se abren cincuenta días de fiesta, de gozo en el Señor", decía Gerardo, el presbítero que nos presidió anoche en la celebración de la Pascua."Cristo ha resucitado", concluyó. Verdaderamente ha resucitado, respondimos todos.

Qué maravilla. Qué tiempo de gracia tan enorme para dejarse amar por Él. Y para intentar amar a los que tengo alrededor.

Ha sido una Pascua espectacular. Como todas. Llegamos maltrechos, y salimos exultantes, reconfortados, llenos de Espíritu Santo. Falto un ápice para que nos quedaramos en casa. Parece mentira, pero siempre caemos en lo mismo. Satanás se encarga de arrebatarnos la esperanza, y nosotros, memos, vamos en pos de él como unos becerros llevados por la argolla. Otra vez, quince minutos antes de salir, empezamos a darnos cuenta de nuestras carencias, de que somos unos pecadores de aquí te espero. "Esto no es una familia. Esto es un desastre" decía José Manuel perdiendo los nervios y refugiándose delante del ordenador (del que no se había apartado en toda la tarde, salvo por breves momentos). Yo, claro, le echaba en cara su falta de atención a las necesidades de la familia, y si yo atacaba, él contraatacaba.

Faltaba el zapato de Judith, Rocío se había atrincherado  en el cuarto de baño y no salía, y el de más allá pasaba de todo y se ponía a tocar la guitarra... los sacos de dormir sin buscar, y las niñas sin peinar y sin abrigos... A tal punto llegó el enfado que José Manuel dijo que no iba a la pascua, que nos fuéramos nosotros solos, que total, para el caso que le hacíamos... nos costó bastante reconducir la situación. Al final, conseguimos subirnos al coche y emprender la marcha hacia El Escorial, donde celebramos la pascua. Ya casi a punto de llegar, me di cuenta de que había olvidado en casa el pan ácimo que había hecho dos horas antes; no dimos la vuelta porque sabíamos que había otros seis panes más esperándonos.

Ha sido una noche larga, intensa... empezamos la celebración a las 23,00 h. del sábado  y hemos entrado por la puerta de casa a las ocho de la mañana de hoy, domingo de resurrección. Me ha gustado la hoguera y el lucernario, esta vez no se veía la luna llena, porque la tapaban unos nubarrones que amenazaban lluvia. Hoy me he enterado de que la Pascua se celebra la primera luna llena de primavera. Allí, alrededor del fuego, se encendió el cirio pascual y unos a otros nos pasamos la luz de Cristo, esa que ha de iluminar nuestras vidas. Impresionante el pregón pascual y las lecturas: "por un instante me aparté de ti, pero con inmenso amor te recojo. Te quiero" (que esto lo diga Dios mismo, mi Padre, es algo que no deja de sorprenderme y conmoverme), "venid a mí  sedientos todos,  comed  y bebed  leche de balde...", "como un joven se casa con su novia, así me desposaré yo contigo... ya no te llamarán más abandonada.. a ti te llamarán desposada, y tu tierra tendrá marido..."

De toda la celebración, lo que me llevo a casa es la esperanza. Cristo ha vuelto a coger mi brújula, y ha vuelto a centrar la aguja, que estaba dando bandazos. Ha vuelto a recordarme que me quiere, que Él es el Señor de mi historia, que ha dado su vida por mí, por mis miserias; que no tenga miedo. Que Él está resucitado. "Tus hijos tendrán paz. Tendrán gran paz tus hijos"... Ahora, que estamos pasando por un tiempo difícil con dos de nuestras adolescentes,  en el que parece que no has sembrado nada... mi Padre me dice que espere en Él, que sea paciente,  y me conforta.

Después veo a José, el mayor, monitando una de las lecturas, y diciendo que el Señor tiene unos planes mucho más interesantes y trascendentes que los nuestros, que sus planes saltan hasta la Vida con mayúsculas, mientras que los nuestros, son cortitos, cortitos... y veo a Miguel, 16 años, sentado con sus hermanos de comunidad... y a Rocío cuidando de Judith,  y a Nazareth, que parece triste, pero que al final de la eucaristía viene a mí y me coge del brazo para que nos vayamos juntas...y a Teresa, que a pesar de estar muerta de sueño, aguanta como una jabata... y a Victoria, que le pregunta el presbitero y no sabe por dónde salir... los veo a todos, y se me esponja el corazón.

El Señor ha pasado esta noche renovando, fortaleciendo, amando. Y he visto claro que es importante que no olvide, que recuerde de dónde nos  ha sacado el Señor, que somos unos pobres con pies de barro, a los que sólo el amor de Dios salva. Y que vea la historia que está tejiendo en nuestra familia. El pueblo de Israel recuerda, está asentado en Dios porque rememora continuamente las hazañas de Dios en su historia... Yo, que enseguida me olvido del pasado, y miro al futuro exclusivamente, he de echar la vista atrás, para que no sea una hoja a merced del viento, sino que esté enraizada en el árbol de la Vida. El Señor no está durmiendo... actúa y nada sucede por casualidad.

 En las peticiones, volví a hacerte presentes a nuestros hijos: "Señor, que ninguno se pierda. Dales de tu Espiritu Santo, que puedan amarte y seguirte".

PD. Hay varias cosas que hacen a esta pascua distinta de las anteriores, la primera es que me he dado cuenta de lo importante que es vivir el triduo pascual, en concreto, el jueves santo ha marcado (creo) a mis hijos mayores; para mí ha sido una alegría enorme saber que el uno al otro, y viceversa, se han lavado los pies, en la celebración con su comunidad. Este signo es impresionante, y ha servido para que los dos mayores se pidan perdón y se reconcilien. El Señor es grande.

Lo segundo, el viernes santo pude "abrazar" mi cruz, en el rito de la adoración de la cruz. Justamente cuando estaba delante de la cruz, postrada ante ella, cantaban los salmistas: "stabat mater dolorosa, justa crucem lacrimosa, spendebat filium" y, salvando las enormes diferencias que existen, así me sentía yo, como la madre dolorosa que sufre por su hijo amado, a los pies de la cruz. Que el Señor me dé la fortaleza que le dio a su madre, para llevar con dignidad mi cruz. Y que la alegría, el gozo interior, sea un signo para nuestros hijos.

Y hay otra cosa, importantísima, esta pascua el Señor me ha dado luz suficiente para ver que nuestro matrimonio necesita vino nuevo, se estaba deteriorando por nuestro egoísmo, cada uno en su muralla fortificada, sin abrir las puertas al otro. Por el miedo a otro embarazo, nos perdíamos la alegría del encuentro. El primer paso ya lo hemos dado, gracias a la fuerza del Espíritu, que el Señor nos ayude en la tarea de darnos el uno al otro, con generosidad.

                       

Comentarios

  1. Pues nada, que tengas suerte ahora que los asuntos familiares van un poco de cabeza. A veces se pasa por situaciones así. Ánimo.

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  2. Victoria que me ha gustado leer tu entrada.
    Nuestra salida hacia la Vigilia pascual fue como la tuya (no he podido aguantar la risa al leerte) solo que con menos hijos y siendo yo la del ordenador y mi marido el que mosqueado por ultimo no queria ir.Gracias sean dadas a Jesucristotodos por los angeles que nos tienen encomendado nos vigilen y nos guien, si no perderiamos la oportunidad en más de una ocasión.
    Nuestra Vigilia no fue tan larga, se alargó hasta las seis de la mañana con el agape.Pero recibimos la misma Gloria de Dios, a su Hijo Resucitado. Para colmar de felicidad nuestro presente.
    Yo soy una de las dos ostiarias de mi comunidad, sirvo a ella haciendo el pan azimo cuando toca a la comunidad. Esta Pascua no he tenido que hacerlo, pero seguramente lo habria olvidado también en casa.
    Me he alegrado mucho de leer tu entrada y que sepas que te llevo en mis oraciones, ahora se algo más de ti y rezaré también, en especial, por tus adolescentes.
    Alegrate Victoria! te dice Cristo Resucitado al salir de la oscuridad del selpucro. Yo Soy la Resurrección y la Vida y vengo a darme a ti.
    Un abrazo muy fuerte.

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  3. Feliz Pascua de resurreccion¡,Juanjo, y Mento. Me consuela saber que no soy la única que pasa por estos aprietos cada vez que llega una pascua, o una celebración importante. Que el SEñor nos dé alegría y paz, a todos, en este tiempo /y más allá/... besos y abrazos. Yo también te llevo en mis oraciones, Mentos. muchas gracias por estar ahí.

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  4. Con la alegría de la Solemnidad de la Pascua, deseo saludarte entrañablemente agradeciendo al Padre celestial el Don de su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, muerto y resucitado.

    Que el Señor Resucitado te bendiga y te haga partícipe de su Vida en abundancia.

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  5. Muchas gracias, Escalante (pensé que era tu apellido, pero veo en la foto que estas escalando una montaña...) que el Señor te bendiga a ti también. un saludo afectuoso.

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  6. Que conste, señora, que yo no tengo nada que ver con los problemas familiares que puedan tener.
    Saludos.
    Lou

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  7. muy lindo leerte Victoria, parece que pasamos cosas parecidas... me da consuelo saber q todos tenemos problemas y que le estamos haciendo frente dejandolos en manos de Dios.
    Particularmente me quedo con lo último, nosotros también pasando situación similar en nuestro matrimonio, pido a Jesús que nos dé una mano en esto.
    Un beso grande

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  8. Florencia, cuánto tiempo sin saber de ti... me alegro de leerte. Mucho ánimo, que el Señor está cerca, no anda despistado. besos a todos esos niños que tienes. un abrazo para ti.

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