¿Cómo vivís vuestro noviazgo?
ENTREVISTA-COLOQUIO:
Hace poco hablé con unos amigos de mi hija Rocío. Chicos que están en la Iglesia. Y después de hablar con ellos me afiancé en la convicción de que no todo está perdido. Hay jóvenes que luchan por vivir la fe. Que se han encontrado con Cristo y no lo esconden. Me sentí reconfortada. No son bichos raros, gracias a Dios la Iglesia está ayudando a muchos jóvenes a redimensionar sus vidas. Merece la pena conocer su experiencia. Aquí está.
Autor: Victoria Luque
Foto: De dcha a Izda: Ignacio: 20 años. 1º Medicina; José Manuel , 20 años. 3º de
Farmacia, Juan Antonio, 23 años. 3º Ingeniería Informática.
Hay que decir, antes de transcribir esta entrevista, que
estos tres jóvenes están súper enamorados de sus novias, durante la
conversación, entre risas y bromas, han dejado claro que se sienten muy
afortunados de que Sara, Mila y Noemí quieran algún día, compartir su vida con
ellos. Enhorabuena, chicas. Pero empezamos…
P. ¿Habéis tenido que
dar muchas vueltas, para encontrar la chica acorde con el proyecto de vida que
vosotros tenéis?
Ignacio: Yo
siempre había pensado que era algo muy complicado, pensaba: tienes que buscar a
tu chica y estás condicionado a enamorarla y conquistarla; pero ahora me he
dado cuenta de que no es así. Te sitúas de cara a Dios, y en el momento en que
menos te lo esperas (yo soy muy tímido, me cuesta salir de mí) ves que el Señor
te pone una chica delante, enamorada igual que tú, perfecta, que pensáis igual,
que te ayuda a crecer espiritualmente, ves que con ella es todo súper fácil,
súper, súper fácil. Yo tenía el problema de ver que todos mis amigos se habían
liado con chicas, y yo no había besado a ninguna chica ¡hasta los 20 años!
José Manuel: (bromeando)
¿Y ha merecido la pena esperar, Ignacio?
Ignacio: Y ha merecido
la pena esperar, porque besas a la chica que realmente te gusta, y a lo mejor
no acaba bien la historia, pero es una chica que ves que el Señor te ha puesto
ahí en ese momento de tu vida, por algo, y la relación se hace súper fácil. Lo
garantizo.
José Manuel: Yo
opino lo mismo. Yo era el tipo menos indicado para tener novia. La gente se
pensaba que yo no iba a tener novia en la vida. Yo era el primero en pensarlo
(risas). Porque no era ni el típico guay, ni el chulito, ni el guaperas ni el
que hablaba más con las chicas, yo era el tímido, vamos que… chicas, ¡puff!.
Pero me encontré con ella en la peregrinación de san Javier, y yo lo vi como un
regalo de Dios, para nada lo forcé, ella menos… no forzamos para nada la
situación, fue de lo más normal, sin yo quererlo ni proponérmelo, surgió… muy
bonito, y además, con la marca de Dios al lado. No hizo falta ni buscar ni
romperte la cabeza, para nada. El Señor me lo dio.
Ignacio: En esto
valoras realmente lo que es un regalo. Dices, el regalo de la familia, el
regalo de no sé qué... Lo mío fue de la noche a la mañana, yo estaba hablando
con ella y en un momento, abres los ojos y piensas, pues ¡ésta es la ideal!. Y
te brotan sentimientos que no has tenido con ninguna otra chica, por supuesto
había chicas que me caían muy bien y que me gustaban físicamente, pero no había
tenido ese sentimiento con ninguna otra chica. Y realmente lo ves palpable, ves
que ciertamente es un regalo de Dios.
Juan Antonio: Yo
no tenía un ideal de chica. Noemí es muy guapa, me gusta físicamente y también
me gusta espiritualmente. Ella es católica, va a misa los domingos, pero al
principio tenía cierta reticencia hacia cosas de la Iglesia, criticaba al Papa,
que si los curas… sin embargo, ha sido bonito porque vas viendo cómo se
desarrolla su fe y la tuya -a la vez a ti te hace cuestionarte cosas, por qué
vas a misa, por qué crees, por qué vives de una forma y no de otra-. Y es
curioso porque al final de este proceso conoce a Oscar, un sacerdote amigo
nuestro, conoce a los seminaristas que van a casa –a mis padres les gusta mucho
acoger a seminaristas, que van y vienen a Madrid-, ¡y se le cayeron todos los
prejuicios!. Después de hablar con Óscar, decía: Pero ¡si es persona! (risas).
P. ¿Qué pensáis
vosotros de las relaciones prematrimoniales?
José Manuel: La
gente se piensa que por ser cristiano te va a resultar todo más fácil, yo soy
un chico y ella es una chica, y es lógico, normal y necesario que tu novia te
atraiga muchísimo. Evidentemente te atrae su forma de ser, de pensar, y también
su físico, claro. La gente se piensa que los cristianos nos asustamos, que no
podemos mirarla, que tenemos que ponerle un saco encima para no caer en la
tentación. Que no, que no. Es súper bueno que tu novia sea guapa. La imagen que
tienen de la Iglesia, cuando ésta dice: “No es bueno que tengáis relaciones
antes del matrimonio”, la idea que tienen los de fuera, es que la Iglesia dice
que el sexo es malo. Y no es así. No sé qué se piensan o qué les han contado,
de que el sexo te condena… para nada es así. De hecho, sin el sexo no habría
vida, no habríamos nacido ninguno de nosotros, ni los sacerdotes, ni el Papa,
¿sabes?.
El sexo es bueno y necesario; lo que te dice la Iglesia es
algo muy natural y muy lógico incluso fuera del ámbito religioso, lo que te
está diciendo es: Si tú quieres estar con una mujer para siempre -que es el
deseo que está dentro de todo ser humano- hasta que no lleguéis a un acuerdo y
lo establezcáis, todavía no perteneces a la otra persona, todavía no le puedes
entregar todo tu ser, plenamente. Es como si tú dices, me quiero comprar una
moto, pero me la llevo, la pruebo, y ya te la pagaré. En cualquier contrato
humano primero acuerdas que te vas a quedar con la moto, y luego ya la usas (es
un poco triste comparar una mujer con una moto, evidentemente, pero para que me
entendáis). Que todo tiene su tiempo.
Claro, la gente ha perdido mucho el valor de lo que es una relación sexual, en la universidad lo tratan como si fuese ir a desayunar o irte al baño, lo tratan como si fuese algo súper normal tener relaciones fuera del matrimonio. Pero ahí estás implicando a toda tu persona, y dejas huella, es un regalo, estás entregándote en cuerpo y alma a otra persona, y por eso duelen tanto las infidelidades, porque ¿cómo tú, que yo te he dado esto, que éramos uno, una sola carne, que nos pertenecíamos mutuamente, ahora te vas con otro?. Porque tú, en esa intimidad sexual sientes que has dado algo, dejas parte de ti en la otra persona, eso deja huella, deja marca.
Juan Antonio:
¡Jose ya ha contado todo el catecismo! (risas)
José Manuel: Jose
“ha hablado” (risas).
Juan Antonio: Hay
que contar con la ayuda del Señor. Yo quiero decir que cuando más tentado he
estado, la oración me ha ayudado. La oración ésta que Jose tiene de los novios…
¡me la he descargado de internet! La lees con ella antes de quedar… Yo sigo la
norma: No hagas nada que no harías delante de tus padres. Quedamos en lugares
públicos y con luz, ¡y no pasa nada! (risas). Y así estamos, confiando en el
Señor, y que las fuerzas te las dé Él, porque no te queda otra. Porque si fuera
por tu parte humana, la norma ahora es acostarte a la tercera cita, o antes.
Pues eso, “espera en el Señor”. Y pasa un año, dos, tres, y
dices, ¡me quiero casar con ella ya! (risas). Lo bueno es que si está en tu
mismo grupo de Iglesia, te acercas más a Dios; porque si estáis distanciados y
no vais a misa juntos, entonces no compartís esos momentos en los que ves que
el Señor está ahí, entre los dos, con los dos. Si no quedáis entre semana y
poco menos habláis de cosas religiosas, al final, se enfría la relación de los
dos con el Señor, y yo necesito que Él esté en medio. Yo al menos necesito que
mi novia venga conmigo a misa, te das cuenta cuando estas con ella en misa, que
no es como si ella fuera a su misa y tú a la tuya: necesitas ver que tú has
comulgado, que ella ha comulgado, y que los dos tenemos una comunión con el
Señor y que está en medio de nosotros. Otra cosa: rezar el rosario juntos, en
pareja, es precioso.
José Manuel: Es
tener la certeza de que Dios ha puesto esta persona en mi camino, y decir, ¡qué
bonito es hacer las cosas bien! Sin ninguna prisa, sin ninguna exigencia,
porque el amor no exige, yo quiero a una persona incondicionalmente, sin
exigirle que se acueste conmigo antes de tiempo. Pero la gente lo que hace
actualmente es banalizar la relación sexual. Lo tratan como si fuese un
pasatiempo, nos lo pasamos bien, tú quieres, yo quiero, lo hacemos. Y ya no
saben ni con quien lo han hecho; lo han hecho con muchas personas… si me
apuras, lo han hecho con tres o cuatro, vale. Pero, ¿de quién eres? ¿del
primero, del segundo, del tercero o del cuarto?
A mí, por ejemplo, se me caería la cara de vergüenza si le
digo a mi mujer, cuando nos casemos, “mira, yo te voy a dar este regalo, este
amor tan grande para ti, para siempre, pero antes lo he compartido con otras
personas”… y que me lo dijese mi novia, me dolería muchísimo. Y aparte, la
responsabilidad que es el poder crear vida, participas en el poder creador que
tiene Dios; es que con esto (con el coito) puedes crear vida, estás jugando con
la vida de las personas.
Y realmente para casarte no necesitas tener dinero,
simplemente, querer estar con una persona para siempre. Y acordarlo. Tú vas a
la Iglesia, Dios bendice esa unión, y ya está. Hay personas que dicen, “yo me
acuesto con mi novia porque la quiero”, vale, pero si tú crees en Dios, lo
lógico es que Dios bendiga esa unión, y estaría bien que así fuera, no tienes
por qué hacerlo fuera de la Iglesia.
Ignacio: Si tú
quieres casarte, puedes casarte en cualquier momento, no tienes por qué decir,
tengo que tener 30 años, tener terminada una carrera, tener el carnet de
conducir, que mi novia tenga una carrera… realmente, si tu quieres unirte a una
persona, lo pones delante de Dios, te casas, y ya está.
José Manuel: Y
dices, Señor, nos queremos unir para siempre, queremos que Tú estés con
nosotros, y construyes ese proyecto en común, basado en Jesucristo. Y es genial
que Dios mismo pueda bendecir esa unión, algo tan grande, porque para ti es
algo bueno.
Y el Señor te va a ayudar. Porque si tú dices hoy, “yo
quiero estar con esta mujer para siempre” la gente se ríe de ti, porque la
gente ya no calcula a largo plazo estar con una persona, dicen: vivo el
momento, ahora voy a estar con esta persona, mientras me dure. Pero que eso
permanezca y dure para siempre, es una gran locura. La gente se divorcia al
cabo de un tiempo, y por eso, ¿qué mejor ayuda que la de Dios?
SUMARIOS
IGNACIO: “Yo
siempre había pensado que encontrar novia era muy complicado: Pensaba: tienes
que enamorarla y conquistarla; pero ahora me he dado cuenta de que no es así.
Te sitúas de cara a Dios, y en el momento en que menos te lo esperas el Señor
te pone delante a la chica perfecta para ti”
JOSÉ MANUEL:
“La gente se piensa que los cristianos nos asustamos, que no podemos mirar a
nuestra novia, que tenemos que ponerle un saco encima para no caer en la
tentación. Que no, que no. Es súper bueno que tu novia sea guapa”
JUAN ANTONIO:
“Yo sigo la norma: No hagas nada que no harías delante de tus padres. Quedamos
en lugares públicos y con luz, ¡y no pasa nada! (risas). Y así estamos,
confiando en el Señor, y que las fuerzas nos las dé Él. Porque lo que ahora se
estila es acostarse a la tercera cita, o antes”
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