¡¡¡Ánimo, ten fe!






¿Qué me gustaría decirles a esas personas que han perdido a sus seres queridos?

-¡Ánimo, ten fe!

Santa teresa de Avila decía que esta vida es una mala noche, en una mala posada. Yo no diría tanto, pero sí que a veces la vida se hace muy cuesta arriba. Sobre todo cuando inesperadamente uno: carne de tu carne y sangre de tu sangre, se va. Sin más. Y de una forma tan horrenda...
Pero creo que en estas situaciones límite también hay que mirar más allá... y más allá del tren descarrilado hay 79 personas a las que se les ha abierto una puerta. Una puerta ancha y luminosa, junto a ella les recibe María, Madre del Amor con mayúsculas. Ella conoce el dolor y el sufrimiento porque los vivió de primera mano; ella sabe lo que es perder un hijo, un esposo, un pariente... Ella dejó en la cruz al Amor de su vida. Su ser fue traspasado por un dolor inenarrable y sabe lo que es eso.

María, seguro, ya ha acogido con amor de Madre a cada uno de los que se han ido en este accidente terrible, y los ha presentado ante el Padre. Y el Dios de la Misericordia y de la Justicia, preguntará a cada uno: ¿Has amado? Esta es la pregunta-clave de la que seremos escrutados. En la respuesta a esta pregunta nos va la verdadera Vida. ¿Has amado?

Por ello es importante orar por los que nos han dejado. La oración de la Iglesia peregrina en la tierra ayudará a éstos que están siendo escrutados. Pero contamos, además, con una baza a nuestro favor: junto al Padre, estas personas queridas ven al Hijo, a Cristo Jesús mostrando sus llagas gloriosas por cada uno de ellos. "Yo he muerto por éste", dirá. "Y por éste", "y por este otro...".

Ante tal declaración de Cristo Jesús -y si la persona, verdaderamente quiere gozar del Amor con mayúsculas- el Padre dirá conmovido: "Entra, en el gozo de tu Señor".


Que María nos sostenga a todos en la oración, igual que hizo con la primera comunidad de creyentes, cuando su hijo fue muerto. Ella los sostuvo en la fe hasta que le vieron resucitado. Que haga con todas estas familias lo mismo. Que las sostenga en la fe hasta que puedan verles de nuevo, cara a cara.


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