YO SOY LA RESURRECCIÓN






El otro día, yendo en el coche camino del trabajo, escuché por la radio a una señora que se declaraba católica, hablar de la tragedia ocurrida en Santiago de Compostela... decía que no entendía cómo Dios permitía estas muertes, en la fiesta del apóstol Santiago, y en un pueblo creyente, que iba a celebrar la fiesta de su patrón.
La verdad es que mirado desde la óptica de que ningún acontecimiento escapa del conocimiento de Dios, este hecho trágico, como tantos otros, no son "entendibles". Pero al igual que digo esto, digo que los caminos del Señor no son nuestros caminos, y que Él de cualquier mal saca bien. También sé que Dios no es un monstruo ... al contrario, el Señor está al lado del que sufre.


Dios se ha hecho hombre en Jesús, para compartir la vida de los hombres. El dolor y el sufrimiento también.Y lo vemos hoy en este episodio de Lázaro; Jesús se conmueve porque su amigo Läzaro ha muerto, y ve el dolor de sus hermanas y de sus seres queridos... Y solloza, y se le llenan los ojos de lágrimas... y lo resucita. Esa es la respuesta que Jesús da al dolor: la sanación, la resurrección. Dios no es un monstruo.


---"En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús:

-«Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá». Jesús le dijo: -«Tu hermano resucitará». Marta respondió: -«Sé que resucitará en la resurrección del último día.

Jesús le dice: -«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mi, no morirá para siempre. ¿Crees esto?». Ella le contestó: -«Si, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.» (Juan 11, 19-27)--


"Yo soy la resurrección y la vida", le dirá a Marta. ¿Crees esto? ¿Crees que el que haya muerto vivirá, y que la muerte no tiene ningún poder sobre los Hijos de Dios? Este es el punto. ¿Lo crees tú hoy? ¿Lo creo yo?
¿Creo que Jesús es el Señor y que la muerte ha sido vencida? Si creo esto, no hay lugar para la desesperación.


Y es admirable la respuesta de Marta: "Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, el que tenía que venir al mundo". Agarrémonos a esta profesión de fe y elevemos una oración para que estas 79 personas fallecidas estén ya degustando las delicias del Amor de Dios. Acordémonos también de sus familiares.

Señor, tú que resucitaste a tu hermano Lázaro, concédeles a estas personas que han muerto gustar ya de la verdadera Vida junto a Ti, y dales a sus familias el consuelo de tu Amor, y la paz en el corazón. Por tu Hijo, Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

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