El está detrás

depresion, niña con depresión abrazando a un perro Hace algún tiempo que vengo pidiéndole al Señor que me dé la fe de un grano de mostaza, porque veo que yo, en realidad, no tengo fe... No confío, no me fío y los acontecimientos me sobrepasan, no puedo pasarlos por el filtro de la fe, soy como un sepulcro blanqueado, que aparenta una cosa pero en su ser interno es otra. Me falta fe y me sobra apariencia. Así que insisto al Señor, dame la fe de un grano de mostaza, que con eso será suficiente para decirle a esa montaña, quítate de ahí...

Lo cierto es que mi vida está repleta de caricias, pero yo, la mayoría de las veces, soy incapaz de verlas. Hoy quiero traer a esta página dos pequeñas cosas que han sido como un fogonazo de esperanza. Llevo un tiempo largo rezando por dos hijas mías, Teresa y Almudena, cada una con sus historias, con sus problemas que, por mi falta de confianza en el Señor, muchas veces se me hacen verdaderas montañas imposibles de escalar...

Pues aquí están los dos guiños de Dios, que es mi Padre y me cuida aunque yo no lo vea muchas veces. Tenemos en casa una perrita de la Once en acogida, futuro perro guía, lleva con nosotros ya un año, y Almudena le ha cogido muchísimo cariño, tanto es así que sufría por que dentro de poco tendríamos que entregarla para que la entrenaran y se la dieran a un ciego. Acogimos a Karma, principalmente porque podía ser una buena terapia para mi hija que está sobrellevando una depresión... pues ahí va el guiño: ayer nos dijeron que Karma tiene displasia de codo y no sirva para perro guía, y nos ofrecieron la posibilidad de adoptarla... Imagináos la alegría que ha supuesto esto para mi hija...está exultante, y nosotros hemos descansado porque no era un trago agradable separarse de karma, sobre todo para Almu.

El otro guiño de mi Padre ha venido a través de Teresa. Me contó que una de sus mejores amigas, cuyo nombre omito, declarada atea desde hace años, se ha convertido al catolicismo. Me quedé, atónita no, lo siguiente... ¿Cómo puede ser esto? No daba crédito. Teresa me cuenta que quedó con ella después de unos años sin verla, pues se había ido a vivir fuera, y hace unos días esta amiga le comentó que lo había estado pasando muy mal, y que de camino a su trabajo pasaba todos los días por delante de una iglesia... un día vio la puerta abierta y entró, y sintió muchísima paz... volvió al día siguiente, y al otro, y al otro.... y comenzó a ir a misa todos los días. Ahora está en un grupo de jóvenes y quiere ir a la Jornada mundial de la Juventud en Lisboa. ¡Bendito sea Dios! ¡Cómo hace el Señor las cosas! Teresa necesita personas a su lado que la orienten, que valoren lo que se recibe en la Iglesia, la fe, la alegría de la salvación, la paz, el amor a los hermanos... tantas cosas, tantos bienes... y llega alguien de su entorno, de sus íntimos, y le muestra el camino. Me parece de encaje de bolillos. El Señor escribe con renglones torcidos, verdaderamente.

Tengo muchísimos motivos para dar gracias a Dios, pero sólo veo lo que está mal desde mi punto de vista, no veo el bien que Dios puede sacar de estas situaciones aparentemente desajustadas o desordenadas... Bendito seas Señor por haberme dejado ver un poco de ese encaje de bolillos que estás haciendo... Al final, todo acaba bien. Esta es mi esperanza, y ésta es la fe de la Iglesia, en eso confío. Mi familia está en tus manos, Señor, hágase en cada uno de nosotros tu voluntad.

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