Mi balance de Yo soy para mi amado
Después de poco más de un año de la publicación de Yo soy para mi amado, quisiera hacer balance y dar las gracias a tantas personas que han acogido este libro como algo precioso para sus vidas, y lo han recomendado a amigos y conocidos. Es curioso como el libro se difunde solo. Va de boca en boca y de mano en mano, y aún hoy, después de un año de escribirlo, me asombro de cómo el bien se mueve solo. No necesita de presentaciones, o argucias publicitarias, la historia de Elena Romera va de prestado muchas veces, quien la lee, presta el libro a otro, y también compra varios para regalar. La historia de Elena tiene tanta fuerza que no necesita mas que un corazón abierto que pueda acoger esta experiencia de Dios. Y este hecho para mí es una satisfacción grande, a la vez que una gran responsabilidad, porque me gustaría que su relación íntima y personalísima con Dios llegase a cuantos más, mejor, porque lo que Elena vivió puede y debe ser vivido por cada uno de nosotros.
El libro va por la tercera edición y para mí -como he dicho ya muchas veces en las distintas presentaciones que hemos hecho- ha sido un regalo enorme poder escribirlo. Y ha sido un regalo porque conocer la vida de Elena Romera, a mí personalmente me ha ayudado en la fe, y sobre todo, en la visión de trascendencia. Todo no acaba entre estas cuatro paredes que forman el mundo. Hay mucha vida, y de la buena, más allá de lo que nosotros tocamos con nuestras manos... Ahora sé -porque lo he visto
en Elena- que se puede ser santo en medio de las cosas que te pasan
cada día. Ahora sé que se puede ser feliz abrazado a la cruz,
porque en esa cruz no estás solo, Jesucristo está contigo. Ahora sé
-porque Elena me lo ha dejado patente- que existe el cielo y la VIDA
con mayúsculas.
Este libro, además, ha sido hecho desde el amor, porque los
que han colaborado en él -y han sido muchas personas- se han visto impulsados por
una fuerza superior a cada uno de ellos. Se han sentido impulsados
por una NECESIDAD, la de dejar constancia de lo que Elena ha
significado para sus vidas. Querría
decir aquí, en este momento, que este libro está especialmente
dedicado a aquellos que están buscando, que quieren encontrar un
sentido real a sus vidas. Porque Elena buscó y encontró.
Por otra parte, el
libro narra en el fondo, una historia de amor, la de una novia muy
enamorada (Elena) de su Amado, Jesucristo. Estamos acostumbrados a
contemplar la relación del hombre –o de la mujer- con la
trascendencia como algo estático, frío; muchas veces esta relación
religiosa la vemos estructurada en cumplimiento de normas,
imposiciones, leyes… cuando en realidad todo aquel que se encuentra
con Jesucristo en su vida lo que vive realmente es un encuentro de
amor. Algo fantástico. Todo el que ha tenido una verdadera
experiencia religiosa está realmente vivo por dentro. Y esta fuerza
“amorosa” es la que hace que se done a los demás… todo santo,
todo apóstol, todo testigo se ha sentido primero amado de una forma
única, especial… y esto lo experimenta también Elena. Para Elena
Romera, Jesucristo
es el Amado.
Le dirá a una amiga… “me han salido muchos novios, pero desde
que me encontré con uno, ninguno le llega a Éste a la suela de los
zapatos”.
Los santos redescubren en la Iglesia una verdad:
que el cristianismo no es una utopía, una filosofía o una ideología
de buenas intenciones, sino la realización de un seguimiento, de un
“hacer carne” en la propia vida, la Persona de Jesucristo. Y
Elena, al final de su vida, era otro Cristo sobre la tierra. Esto no
lo digo yo, lo dicen todos aquellos que la han conocido y está
reflejado en el libro.
Dice
Cristina López Schlichting, en el prólogo del libro, que se
vislumbra esa vida interior de Elena, esa relación íntima con su
Señor. Yo
creo que hubo un momento en que Elena le dijo a Dios: HÁGASE. Le dio
carta blanca para que actuara en su vida. Y después, todo vino
rodado. Ya no importaba que la enfermedad fuera invadiéndola, porque
lo único importante era hacer la voluntad de Dios. Ella no pedía en
la oración la sanación, pedía hacer la voluntad de su Padre, que
la amaba incondicionalmente... Elena se sintió profundamente amada
por Dios y eso le daba alas... tenía una fuerza impresionante para
hablar a los
jóvenes...
salía por las zonas de copas con la silla de ruedas y con la pierna
ortopédica, y les decía... tocad, tocad...toc, toc,toc, ¿veis? Es
de mentira, esta pierna es de mentira pero yo soy feliz, porque mi
Padre Dios me quiere, y os digo que yo lo he tenido todo: amigos,
popularidad, ligues, he tenido un cuerpo 10, he sido deportista... y
eso no me ha hecho feliz. El que me ha hecho feliz ha sido
Jesucristo... por eso os digo, no perdáis el tiempo con otras
cosas. Buscad a Cristo, buscad el amor de Dios... Él es el que os
dará la verdadera felicidad.
Por
qué no te crees que puedes ser santo… le dijo Elena a su hermano
Pablo, dos o tres días antes de su muerte; esto mismo me pregunto
yo, y dejo la pregunta en el aire, para que la pensemos todos...
porqué no te crees que puedes ser santo... Mirando a Elena vemos
que es posible. Que no es una utopía. De hecho, mirando a Elena
podemos atisbar el Amor que Dios nos tiene.
Postdata: Por si alguno quiere leerlo, os dejo los datos: YO soy para mi Amado. autor: Victoria Luque. Ed. Bendita María.
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