Estuvimos en Colón

Hoy he vuelto a leer la homilía que ayer pronunció Rouco en la misa de la familias, en Colón. Tiene mucha miga. Pero primero quiero hablar de los preliminares. Parecerá que nos plantamos en Colón, así como así. Pero todas y cada una de las familias que allí acudimos, hemos vivido nuestra particular "peregrinación". Nuestro particular "sacrificio", necesario por otra parte, para que lo vivido no se lo lleve el viento sino que fructifique. Muchas familias vinieron de otras ciudades y pueblos de España, en autobús, en tren, o en furgoneta, el mismo día, o con algún día de antelación. Muchas de ellas fueron acogidas por familias madrileñas que les abrieron sus casas, para que pudieran descansar y asearse. Este es un signo muy importante, el de la hospitalidad, del que la Escritura habla a menudo: quien acoge al forastero, al venido de lejos, acoge a Dios mismo. Me estoy acordando al hilo de todo esto, de Abraham, quien ya viejo y sin esperanza de concebir un hijo (su ...