Juan Pablo, amigo
Hay veces que te echo de menos.
Han sido muchos años juntos, todo lo que llevo de conversión...
y esto, deja huella. Ya hace cuatro años que te fuiste, y todavía me
emociono cuando veo alguna foto tuya. Da igual.
Puedes estar en ella pletórico de fuerza, de ganas de vivir... o puedes mostrarte como en tus últimos años, débil, necesitado... anciano.
Da lo mismo.
Tu fortaleza sigue presente de una u otra forma.
Todavía me acuerdo de la primera vez que te vi, casi a un metro de mí...
ibas en el Papamóvil, en Santiago de Compostela. Fue en la peregrinación al Monte del Gozo.
Yo "pasé" de esperarte en el Monte. Y con una amiga decidí ver la catedral, -cosa que no pudimos-. De pronto, sin esperarlo, ya de vuelta, en la carretera, cuando no había casi nadie, pasaste bendiciéndonos a todos.
Todavía me estremezco, porque sentí que me bendecías a mí.
Por aquel entonces yo acababa de pasar por una crisis de fe, y necesitaba encontrarme
con Jesucristo.
Para mí fue igual que cuando Jesús dice a Mateo, el publicano:
"Ven, y sígueme".
Y él, dejándolo todo, le siguió.
Aquella peregrinación marcó mi vida. Hubo un antes y un después de aquello.
Hay una Palabra que se me quedó grabada a fuego, en aquella mi primera peregrinación:
"¿Quien dice la gente que soy yo?
-Unos dicen que Elías, otros que Juan el Bautista, otros que el Profeta...
Y vosotros, quién decís que soy yo?"
Y en aquella ocasión, dije contigo: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo".
Después, cada vez que mi fe se ha tambaleado, he hecho memoria de todos los hitos
que Cristo ha puesto en mi vida, de todas las veces que he resucitado con él,
después de haber pasado por la muerte más profunda...
y entonces he vuelto a decir: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo".
"¿Quien dice la gente que soy yo?
-Unos dicen que Elías, otros que Juan el Bautista, otros que el Profeta...
Y vosotros, quién decís que soy yo?"
Y en aquella ocasión, dije contigo: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo".
Después, cada vez que mi fe se ha tambaleado, he hecho memoria de todos los hitos
que Cristo ha puesto en mi vida, de todas las veces que he resucitado con él,
después de haber pasado por la muerte más profunda...
y entonces he vuelto a decir: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo".
A los que entonces éramos jóvenes nos diste alimento y bebida de la que perdura.
Me has ayudado a madurar la fe. A discernir. A fundamentar mi vida sobre roca.
Me has ayudado a madurar la fe. A discernir. A fundamentar mi vida sobre roca.
Recuerdo cómo nos urgías a ser santos, a no conformarnos con una vida mediocre,
a buscar los bienes de arriba.
Nos pusiste metas altas, y nos ayudaste a aspirar a ellas.
Nos decías, "si queréis ser los primeros, sed los últimos. Servid. Amad".
"Dios os quiere libres, felices... haced lo que El os diga".
"No tengáis miedo.
Cristo está con vosotros, todos los días, hasta el fin del mundo.
Abrid las puertas de vuestro corazón a Jesucristo.
El no os defraudará".
Lo mejor de todo es que tú cumplías todo lo que nos decías, en ti mismo.
Tú le seguías fielmente y nosotros lo veíamos.
Y nos animábamos a seguir sus pasos, y los tuyos detrás de El.
Podría hablar de cuando te acompañamos en Israel, de lo exultante que estabas,
porque habías ansiado tanto pisar la misma tierra de Cristo y de María...
a pastos jugosos.
Nos has servido la Palabra y nos has mostrado a Cristo vivo y resucitado.
También sufriente.
Y lo has hecho carne en tu vida. Y lo has mostrado al mundo.
Ahora me dices: Haz tú lo mismo.
Recuerdo tu funeral. Impresionante. Jefes de Estado, religiosos, personalidades
de todo el mundo, el pueblo de Dios... todos, mostrándote sus respetos.
Por tu sencillez. Por tu don de servicio.
Por ser "fuerza de Dios".
Santo Súbito fue el clamor del pueblo.
Yo también lo digo hoy: Santo, súbito.
"Te verán los reyes/ se pondrán de pie/
los príncipes de la tierra se inclinarán/
Yo te he elegido/ te he elegido...
Yo tenía una deuda contigo, no haber estado en Colón la última vez que viniste...
aquello era una espina clavada en el corazón -ya había salido de cuentas,
en el embarazo de Inés, y no me atreví...-.
Pero gracias a Dios, pude despedirme de ti hace dos años, en Roma,
cuando sin preverlo, nos encontramos de repente delante de tu tumba,
en la cripta de la Basílica de San Pedro.
Me emocioné. Lloré como una Magdalena.
Y me despedí de ti, mi hermano querido.
aquello era una espina clavada en el corazón -ya había salido de cuentas,
en el embarazo de Inés, y no me atreví...-.
Pero gracias a Dios, pude despedirme de ti hace dos años, en Roma,
cuando sin preverlo, nos encontramos de repente delante de tu tumba,
en la cripta de la Basílica de San Pedro.
Me emocioné. Lloré como una Magdalena.
Y me despedí de ti, mi hermano querido.
Cuando te fuiste al Padre, nos dejaste "un poco" huérfanos.
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Muchas veces he pensado lo privilegiados que fuimos los jóvenes de esa época. Para mi la frase ¡No tengais miedo! que oí en el Bernabeu marcó mi vida.
ResponderEliminarUn beso
MAría Jesús
Ha sido el Papa de mi adolescencia y juventud. Y ahora siento que tengo un gran intercesor en el cielo. Un gran Santo que nos exhortó a actuar sin miedo, a ser auténticos testigos de Cristo, a respetar al ser humano.
ResponderEliminarYo fuí a Santiago sin absolutamente ninguna fe, pero iban mis mejores amigas del colegio y me convencieron para apuntarme. Yo era una catolifóbica entonces y el Papa me parecía lo peor (por eso entiendo a quienes están asi ahora, engañados por el demonio).
ResponderEliminarPues en la Misa, en el Monte del Gozo, después de toda la noche de fiesta con unos chicos de Pamplona, JPII me pasó al lado con el papa-movil y bendiciéndome, me miró, a mi. Y su mirada me fulminó. Nunca lo olvidaré. Fué el primer paso de mi conversión, porque en ese mismo momento dejé de odiarle. Aunque luego estuve toda la Misa durmiendo, me fuí de Santiago con el corazón transformado y a partir de ese viaje me empece a abrir a la fe.
Yo le amo. Le tengo siempre presente.
Besos Vicky, muchísimas gracias por tu felicitación tan cariñosa cielo.
Verdad yo tengo 39 años y ha sido el gran papa de mi vida. Las ideas claras y le fuerza de un bufalo. Sencillo, cariñoso y cercano, peroa la vez papa sin perder el horizonte.
ResponderEliminarMi corazon siempre tendrá grabado la manera de envejezcer y morir. En la vejez sigue dando fruto.
Ahora he tenido un caso, el parroco de Ayala ( jose luis) ha pasado al padre con 53 años y en la paz del Señor.
Era 30 de enero de 1979, mi mamá me mandó al colegio pero ella y mi papá también estarían ahí en un par de horas más, yo iba en primer grado, y sabía que alguien muy importante iba a visitarnos, lo sabía sobre todo porque nos habían puesto a ensayar porras y canciones para un amigo muy especial...había una gran multitud de gente...nos tuvieron que pasar a las más pequeñas de brazo en brazo para poder entrar al edificio del Instituto...que privilegio!, nosotras hasta adelante...Juan PabloII llegó a mi escuela, el Instituto Miguel Angel en la ciudad de México..le cantamos "Amigo" y le gritabamos Viva el Papa! solo más tarde, cuando fui creciendo me di cuenta del privilegio tan grande que fue para toda nuestra comunidad escolar el haber sido elegidas para recibir al Papa en su primera visita a nuestro país.
ResponderEliminarVicky, te mando muchos saludos y gracias por recibirme en tu blog. Un beso,
Ale
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar...tb le echo d -
ResponderEliminar... y a veces cometo el error d comparar a BXVI con él... perdón Señor!...sólo Tú SaBeS BieN q eSTe PaPa eS eL CapiTáN q MeJoR LLeVaRá la BaRCa xq tb es HuMiLDe!
JuaNPa SaNTo SúBiTo! :D
La foto de mi perfil es de Juan Pablo II dándome la comunión el Domingo de Ramos de 1984. Es una foto perdida y encontrada con una larga historia que algún día os contaré. La tengo en casa en un lugar preferente. Cuando murió Juan Pablo me pilló en un largo viaje en coche y como muchas personas lloré y recé. Juan Pablo es el primer santo que conocí en vida y, por supuesto, nos ha marcado mucho.
ResponderEliminarBuena Semana Santa y mejor Pascua de la Resurrección del Señor.
Cuando vino por primera vez a España yo fui a verle, y me preparé confesando, despues de ni se sabe el tiempo.
ResponderEliminarSiempre que vino a Madrid fui a rezar con el. Tengo inolvidable un Angelus a las siete de la mañana en la nunciatura, nosotros en la calle y el por encima de la tapia.
Tengo una deuda impagable de gratitud. Desde entonces, con caidas y levantadas, he seguido creyendo y practicando.
Ahora le tengo encomendados a mis adolescentes y jovenes